lunes, 5 de enero de 2009

españoleando (enero 2008)

Siempre hay una primera vez para todo. La primera vez que fui el flamenco tenía 50 años y estaba en Kiev. Un espectáculo montado por la embajada nos trajo al Pipa y parte de su familia: trece personas. Para ser andaluces, de Jerez, no deben de ser supersticiosos. Dos guitarristas. Dos cantaores. La tía. Cuatro bailarinas muy jóvenes, una de ellas de 14 años. Y el Pipa.

El Apoderado, el tramoyista y alguien que se me olvida completan el grupo.

Que me perdonen CR o JG pero el flamenco siempre me ha parecido una música triste y aburrida. Nunca he entendido porque entre tanto quejido y “ay, ay, ay” se jalea eso de "alegría maestro". Pero si está medio llorando, si le ha abandonado la mujer, si no la olvida, si …

Y, por otro lado, lo tengo asociado a la España rancia (otros tienen asociado al Real Madrid) y al franquismo.

A la gente, sin embargo, le gustó. Invité a mis caseros y me lo agradecieron también mucho. Como su casa hace esquina con la mía, luego ellos me pasan manzanas y potajes por la ventana.

Tras el concierto tuvimos fiesta en la residencia del embajador. Se cortó un jamón. Se tocó la guitarra. La música se convirtió entonces en algo más mestizo y ya me gustó más. Rock y Rap aflamencado. Hasta el embajador tomó la guitarra. En plan clásico.

Aunque ya tenía una ligera idea de lo que la palabra españolear
[1] encerraba, ha sido en Kiev, alrededor de los actos culturales españoles cuando he podido entender su alcance profundo. En la foto hay dos ucranianas ejerciendo de españolas[2]. Sombrero cordobés, falda de lunares y abanico: ¿se puede pedir más? Estamos en el stand de la embajada en el Día de Europa, en mayo, y ha habido tortilla de patatas, sangría y baile en la calle a cargo de bailaora ucraniana con bigote indisimulable, acompañada de dos guitarristas también del país.

Al Ministerio español de Asuntos Exteriores no le gusta el flamenco. Quiere, con buen criterio, que evitemos la imagen tópica de España. Pero ¿por qué lo sustituimos? ¿Un maño bailando la jota, un chulapo el chotis, las gaitas, los sanfermines, el “Asturias, patria querida”? Me temo que el flamenco y los toros siguen siendo el símbolo tópico de España. Hace unos días fui al Ballet, a ver Cascanueces y España apareció representada por un torero y una mujer con mantilla y peineta..

Tres meses después la imagen de España sería más moderna: un festival de cine, una exposición de grabados y dibujos de Picasso y otra de fotografía sobre una peregrinación en Cuba pero hemos terminado noviembre en un rastrillo, de esos que en España hacen los pijos y las marquesas, a beneficio de no sé que ONG (Internacional Women’s Club Kyiv) que organiza un bazar navideño a beneficio de no se qué infancia en el que hemos vendido paella y, otra vez, sangría y tortilla, ahora con turrón y rosquillas, que estamos casi en Navidad. Mantones sevillanos, abanicos, llaveros con la bandera de España y figuritas de Lladró han completado nuestra oferta filantrópica. Mirad mi imagen con la paella: ¿no es mejor que la representación nacional la ostenten las ucranianas con sombrero cordobés?.
[1] ¿Será posible que el Word no me subraye de rojo esta palabra como falta ortográfica? ¿existe ese palabro?[2] Si. Una es la Lolita de voz infantil que se ha ido con una beca de estudios a Salamanca y debe estar volviendo loquitos a los de la Tuna

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