sábado, 27 de diciembre de 2008

la política (septiembre 2007)

Hoy, domingo, hay elecciones parlamentarias y las encuestas dicen que todo va a quedar como estaba. Con una ligera ventaja de los “prorusos” frente a los “naranjas”. Aquí llaman prorusos al Partido de las Regiones del primer ministro Víctor Yanukovich, al Partido Socialista y, jopé, que no aprenden, al Comunista. Los “naranjas” supuestamente son más demócratas y occidentales pero están bastante divididos. Parecen sacados de un cuento infantil pues tienen su princesa naranja: la primera ministra Yulia Timoschenco, la de las trencitas, y su Presidente envenenado, Yuschenko, al que en los chistes llaman Shreck.

El conflicto entre prorusos y europeístas, en verdad, parece existir. Ya Kapuzinsky hace quince años comentaba:

“Simplificando mucho las cosas, puede decirse que existen dos Ucranias: la occidental y la oriental. La occidental, la antigua Galitzia, territorio que formaba parte de la Polonia de entreguerras, es más ucraniana que la oriental. Sus habitantes hablan ucraniano y están orgullosos de sentirse ucranianos hasta la médula. Aquí se ha conservado el espíritu nacional, la personalidad y la cultura del pueblo. La situación es muy distinta en la Ucrania oriental, con un territorio más grande que el de la occidental. En ella viven más de 13 millones de rusos de pura cepa y por lo menos otros tantos semirusos; aquí la rusificación fue más intensa y brutal, aquí Stalin asesinó a casi toda la inteligencia. En los años 1932-1933 Stalin condenó a morir de hambre a varios millones de campesinos ucranianos y mandó fusilar a docenas de intelectuales. Se salvaron aquellos que habían huido al extranjero. La cultura ucraniana se ha conservado mejor en Toronto y en Vancouver que en Donietsk o Jarkov.”

A mi estas cosas de las identidades que acaban convirtiéndose en un problema de símbolos
[1] me deprimen cuando no me aterrorizan pero parece que no pueden eludirse porque describen uno de los problemas centrales que airean los medios de comunicación. ¿Existe un proyecto de país que pueda llamarse Ucrania o una parte es polaca, otra rusa y otra genuinamente cosaca y ucraniana?La economía, como siempre al final aparece el viejo Marx, es lo que constituye la mayor diferencia entre el Este y el Oeste. El problema no está solo en que la población del Este de Ucrania mantenga fuertes tendencias prorrusas[2]. La principal diferencia radica en que el Este es la zona más industrializada, mientras que el Oeste es una región agraria.

Y es que Ucrania, ¿cómo España?, es policéntrica, un fenómeno poco típico del espacio postsoviético. A excepción, quizás, de Lituania (Vilnius-Kaunas) y Kazajstán (Astaná-Almaty) que también presentan una situación parecida. Todas las demás repúblicas de la antigua URSS son monocéntricas. La policentricidad ucraniana es mayor pues, aparte de Kíev, el país tiene importantes centros regionales como Dniepropetrovsk, Lvov, Járkov. Se trata de mundos aislados que están representados por fuerzas independientes en política y que rivalizan los unos con los otros.

Los problemas nacionalistas sirven, como siempre, para enmascarar y distraer de los conflictos económicos y los problemas reales de las gentes. Por ejemplo, los problemas derivados de la “diferenciación de sus condiciones de vida”. No sé si en estas elecciones se está criticando o discutiendo de que en un polo se agrupan los ricos, cada vez más ricos, y en el otro, los pobres, cada vez más pobres. Como en cualquier lugar donde el nivel de vida es bajo, los contrastes deberían verse de una manera particularmente dura, cruda y desafiante pues se trata de un capitalismo o pseudocapitalismo, en su forma más primitiva, agresiva e implacable. Pero me temo que se discute de símbolos y banderas. Como por allá.

Alexander Iskandarián, director del Instituto Caucasiano de los Medios de Comunicación, y “proruso”, afirma que “no hay ni asomos de ideología, de discusión sobre el modelo de administración del país, ni de debates en torno a la OTAN o del Espacio Económico Unificado
[3]. ¿De qué OTAN se puede hablar si son los acaudalados, cuyos capitales están encubiertos de un enigmático velo y que constituían la base del régimen estructurado por Leonid Kuchma[4], crearon el peor modelo de Estado corporativo y están saqueando a su población ingenua que a duras penas comprende su responsabilidad por el futuro del país? Escinden a Ucrania al socaire de un enfrentamiento de supuestos políticos.”

Pues eso. En los periódicos leeréis quien ha ganado.
[1] Aquí como en España y sus guerras de banderas, de selecciones deportivas y demás chorradas[2] Hasta un disidente como Alexander Solzhenitsyn no puede ocultar su alma imperial rusa cuando al hacer público el proyecto del Estado que según él debería sustituir a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (“Como reorganizar Rusia”) propone que el futuro Estado se componga de Rusia, Bielorrusia, Ucrania y el Kazajstán del norte. Devolvamos el resto, añade, porque “no tenemos fuerzas para la periferia”.[3] Equivalente al antiguo Mercado Común Europeo pero centrado en Rusia y países vecinos[4] 1er presidente tras la caída de la URSS. Antiguo Presidente del Soviet Supremo de Ucrania

entrevistas matrimoniales (septiembre 2007)

Uno de los grandes morbos del trabajo de consulado son las entrevistas matrimoniales. Resulta que a quienes se casan con una o un nativo se les hace una entrevista antes de darle el visado al “guiri”.

Creo que casi todos hemos visto esa película de Depardiu y McDowell sobre los matrimonios de conveniencia en la que, el amor es la hostia de bonito, al final acaban enamorándose “de verdad”. Pero los implacables funcionarios yanquis de emigración le deportan igual. Como nuestra gente de visados. Igualito.

Normalmente las bodas son entre un españolito feo como yo y una rubia guapa como ellas. El español de hoy ha nacido en 1928, la ucraniana, en el 56. Reconozco que no sé para que quiere casarse un señor de ochenta años pero si es por el sexo me anima un montón.

Las entrevistas se celebran por separado y el cónsul no me deja estar presente. Y eso que todavía no he mostrado mi vena gamberra y vacilona. Yo le he propuesto que use un polígrafo pero dice que se rompería a la primera. Que lo harían estallar. El Cónsul es un escéptico del amor.
[1]

Dice el Cónsul que muchas veces ni el uno ni la otra tienen un idioma común en el que comunicarse
[2]. Y que cuando les pregunta que cómo se entienden, replican que en el “lenguaje del amor”. Yo les creo. ¿Cuántos conocéis que hablen mientras lo hacen? Lo normal es suspiros, gemidos y, si hay suerte, unos grititos, pero hablar, lo que se dice hablar ¿quién lo hace? Yo reconozco que sí hablo, y no precisamente de política, pero a las chicas les extraña un poco al principio...(Luego lo extrañan). El trabajo del Cónsul me parece complicadísimo y, si me apuran, hasta inconstitucional. Y seguro que tiene que ver con las intromisiones de la exministra de sanidad en la sacrosanta vida privada de las personas. (Esta frase parece que me la ha dictado MA). Porque preguntémonos ¿quién es un gobierno para entrar en las razones por las que dos adultos se casan? O más aún ¿qué matrimonio no es de conveniencia? Porque les conviene con la familia, porque les renta con los impuestos, porque consiguen la pensión, porque se lo montan con los regalos de boda, por lo que se ahorran en el piso, porque les dan quince días de permiso en el trabajo…

La definición más razonable de pareja la he encontrado en un libro de divulgación científica de Jorge Wagensberg, donde dice hablando de una pareja formada por una gata y un perro que van pidiendo comida por las terrazas de Atenas: “Dos individuos pactan una dependencia mutua y aumentan con ello la independencia conjunta respecto de las fluctuaciones de la incertidumbre del entorno. Es la simbiosis, uno de los recursos más eficaces y elegantes de la evolución de la materia viva. Se practica desde sus remotos orígenes. Hace miles de millones de años, por ejemplo, bacterias procariotas distintas se confabularon para inventar una nueva célula, la eurocariota, un avance con un futuro espectacular: nada menos que los animales y las plantas. Desde entonces hasta esta calurosa noche frente a la Acrópolis, la simbiosis no ha dejado de ocurrir. Su resultado se traduce, con el permiso de la selección natural, en un estado de complejidad superior. La idea para seguir vivo parece clara: complejidad contra incertidumbre. Cada día, en algún rincón del planeta, se ensaya un nuevo pacto imprevisible y disparatado. La mayoría de intentos no trasciende más allá de sí mismos y tampoco va a continuar, es verdad, la bella historia de esta pareja de indigentes profesionales”
[3]. Si el matrimonio es un acuerdo entre adultos ¿quién tiene potestades para investigar si hay verdadero amor o amor de andar por casa o remedio a la soledad o apaño comercial? Lo de la Thyssen era amor del fetén y no braguetazo. Lo de Boyer y la Preisler, lo de Cela y la Castaño, etc., etc. ¿Quién investiga a Mariano Rubio? Investigan a un pobre señor, al que, vale, de acuerdo, la rubia probablemente abandonará a los tres meses, pero ¿quién nos dice que el personaje no estará encantado porque a lo mejor ha sido la historia más emocionante de una vida vulgar y aburrida, de una existencia triste de socio del atlético? El Cónsul cuenta la anécdota de un expolicía de más de setenta que se iba a casar con una jovencita. Cuando con toda suavidad le informaba de que algunas veces, y seguro que no era su caso porque su esposa parecía muy buena chica, estas muchachas se largaban a los pocos meses una vez conseguida la carta de residencia, el inspector le replicó: “Pero, ¿tú has visto lo buena que está? Y a mí que me importa que se vaya a los tres meses, con lo que voy a disfrutar yo esos tres meses”. Mi Cónsul, que ahí se mostró una persona razonable, les registró el matrimonio.

Sólo abrigo dudas cuando uno de los dos ha pagado, pero incluso en ese caso no entiendo porque en una sociedad que comercia con todo, que todo lo convierte en precio, el matrimonio no va a poder participar del negocio.
Yo reconozco que miro a mis españolitos con una pizca de orgullo patrio, ahí es nada el landismo contemporáneo conquistando eslavas, y otra pizca de envidia. Yo llevo cuatro meses aquí y no he tenido ninguna posibilidad de rubia. ¿Qué tendrán estos tipos? ¿Qué garitos frecuentaran? ¿Son unos expertos en el romance por internet? ¿Qué tendrán en la mirada?
[1] En este país que nos ha dado la bella historia del amor de Margarita y el Maestro narrada por Bulgakov.[2] Sin embargo, leo en El País que Miles Davis y Juliette Greco se enamoraron sin saber la una inglés ni el otro francés.[3] El gozo intelectual, Tusquets.

el verano 2007

Han pasado ya cuatro meses y ni los peores augurios de B. sobre la peligrosidad de Kiev o de R.B. sobre la complicada convivencia con funcionarios de élite se han cumplido. Sin embargo, tampoco mi capacidad de adaptación ha resultado tan buena como yo presuponía y, a veces, tengo rachas de desanimo. Un problema: estoy rodeado de demasiados españoles y eso hace que me esfuerce menos con el idioma y que éste sea una barrera importante en mi relación con este mundo nuevo.

Sigo teniéndole un poco de miedo al invierno, yo que soy tan friolero, y me he quedado el verano trabajando para poder ir a Ibiza en diciembre. O a cualquier sitio donde haga calorcito y las muchachas sean morenas y con curvas. ¡Qué acaba uno empachado de rubitas delgaditas, joe!

El verano ha sido caluroso y lluvioso. ¿Son normales estos veranos aquí? ¿Se ha vuelto loco el clima y esto es una muestra más del calentamiento global? No lo sé. A mí esto más que clima continental me parece clima tropical. Calor húmedo y lluvias torrenciales de diez o veinte minutos. Así está luego la vegetación. Parece Galicia. Como en el paraíso, solo estirando el brazo he comido peras del árbol que está enfrente de mi balcón y me han sentado bien.

Con el calor la gente se echa a las playas del río. Casi toda la ribera es gratis total, arenosa y algo sucia, aunque hay un pequeño rincón, Hidropark, con piscinas en las que cobran euro y medio cada 5 minutos de baño, y me han hablado de playas de pago con tumbonas y de restaurantes con piscina.

La gente se baña en el río mientras desde nuestra “superioridad higiénica” les miramos aterrorizados. ¿Miles de kievitas con enfermedades epidérmicas por bañarse en ese río? No lo creo y empiezo a tenerles envidia. También beben agua de alguna de las fuentes de la ciudad y la recogen en botellas y bidones y no les he visto ningún alien dentro. Será que los mata el vodka. Nosotros mientras hacemos el hielo y el café con agua mineral.

Por la noche había bastante animación en los barcos que recorren el río convertidos en discotecas. Y en mi barrio, en el puerto, ha habido fuegos artificiales todas las noches.

Vino gente a visitarme: siete personas que se escalonaron lo suficiente como para no tener que dormir en el sofá. Visitamos la ciudad y creo que les gustó hasta el punto de que algunos repetirán, y no solo por amor, y lo utilizarán como campamento base para ir a Crimea, a Lviv, a Odessa, a Tallin. Me dieron cariño y trajeron embutidos, aceite y otras pequeñas cosas que hacen, éstas sí, que Spain sea diferente.

Aunque hace tiempo había decidido celebrar mi cumpleaños, sí, soy Leo, corriendo un maratón, la verdad es que los cumplí de una manera más exótica cenando en un restaurante azerbaijano y viendo bailar la danza del vientre a una bailarina del país. Lindo ombligo. En la embajada invité a tortilla de patatas y cava español: combinación exitosa pero no demasiado glamourosa. Según he leído a Almudena Grandes fue la formula con la que celebraron en el exilio francés la muerte del dictador.

No he seguido mi plan deportivo y he vuelto a recuperar algún kilo. ¡Adiós maratón! A cambio he seguido leyendo sobre Ucrania. He descubierto que Steinbeck, el de “Las uvas de la ira”, imagino que proletario sin mácula, viajo con Robert Capa, el fotógrafo, por la URSS en 1947. El librito de Steinbeck se titula “Viaje a Rusia” y no se tradujo al castellano hasta el 2005. En la versión yanquee venía con las fotos de Capa pero en la versión española de bolsillo que yo tengo no hay fotos: lástima. Le dedica dos capítulos a Ucrania. Ya volveré, si hay ocasión, en otros informes sobre lo que comenta.

(También, aunque es menos interesante, he leído “Érase una vez la URSS” de Dominique Lapierre sobre otro viaje, éste en 1956).

Me he comprado otro traje y ya tengo cuatro. Negro, azul, gris y azul con rayitas. Los trajes disimulan los kilos. Pero aunque la mona se vista de seda … Y a pesar de todo he ahorrado más dinero que en toda mi vida A mí, que siempre he sido cigarra, me agobia un poco esto de tener más de tres mil euros en el banco. Si, toco madera, me da un patatús sin habérmelos gastado, resucito solo para que no se los quede el banco. Antioligarquía financiera hasta el final. Y, vuelvo a tocar madera, tendré que hacer testamento para distribuir equitativamente deudas y ahorros.

las iglesias

Paseos por la ciudad (2)
El cielo de Kiev esta marcado por las cúpulas, muchas de ellas doradas. Son las iglesias ortodoxas. Algunas de ellas son muy famosas y centros de peregrinación. Santa Sofía, San Andres, San Miguel o San Vladimir son las mas conocidas, pero hay otras muchas desconocidas en cualquier rincón de cualquier barrio. En mi barrio, Podol, hay varias, pero de las tres más famosas yo solo he identificado a San Elías, cerca del puerto.

La Roma de los Cristianos Ortodoxos está también en Kiev, en las llamadas Cuevas de Lavra, monasterio fundado en 1051 y donde, por las condiciones de las cuevas, quedaban los monjes momificados. Como sus mensajes. El conjunto de estas iglesias es una de las atracciones turísticas de la ciudad y centro de peregrinaciones.

Algunas iglesias han sido renovadas durante las dos últimas décadas porque se las cargó el estalinismo. Otras fueron utilizadas como almacenes y similares. Y las que mejor sobrevivieron fueron las que convirtieron en museos del ateismo. Con poco éxito por lo que se ve.

Las iglesia ortodoxas me llaman la atención porque, ateo
[1] sin museo y poco curioso sobre liturgias como soy, no me he fijado nunca cómo son sus misas, cómo rezan. Ni siquiera sé que les diferencia de los cristianos. Y no pienso mirarlo en google, ya me lo contareis vosotros. Cuando entro a mirar los frescos veo que no hay asientos, que la mayoría de las mujeres lleva un pañuelo en la cabeza, que compran unas velitas alargadas y delgadas que colocan frente a los cuadros de santos que adornan las paredes en gran cantidad. Los popes me parecen más antiguos, todavía, que los nuestros y más vestidos siempre de gala y purpurina.

En un bautizo vi como le cortaban un cabello al bebé y luego jugaban al gusano dando vueltas alrededor del altar siguiendo al cura o lo que sea que ellos tengan. En el monasterio femenino he visto que algunas feligresas escriben en un papelito y se lo dan a la señora que vende las velas. Ésta anota algo en el, yo creo que lo firma, y se lo guarda. Luego les vende las velas. Imagino de todo: una cita con el Pope, una petición de rezos y plegarias, un deseo a cumplir, una nota de agradecimiento. En San Elías he visto ya varias veces bendecir los coches. El propietario abre puertas, ventana, capó y maletero y el Pope va moviéndose alrededor con un botafumeiro mientras canta sus rezos. Muchas veces son 4x4 esos de las mafias y yo siempre temo por la salud del Pope. Con lo brutos que son, si les hace un arañazo, se lo cargan.

La clientela sale de la Iglesia como si se despidieran de la reina de Inglaterra o algo así, sin darle la espalda al altar, o lo que sea que tengan, se santiguan fuera de la iglesia. Lo de la reina de Inglaterra a lo mejor me lo he inventado pero en alguna película he visto eso de despedirse de los reyes sin darles la espalda. Me imagino que es porque si te dabas la vuelta te apuñalaban. O te sodomizaban y robaban. Es lo que tienen las iglesias que me ponen burro.

En una de las iglesias una señora guardiana me llama la atención por llevar las manos en los bolsillos. La próxima vez que lo hagan voy a sacar 10 Hryvnias, como si las estuviera sacando del bolsillo para la ofrenda, a ver que dicen.

A mí todas estas religiones monoteístas me parecen iguales. Y lo de sus ritos una payasada. Los capirotes de Semana Santa, las casullas de los obispos con sus gorritos, el incienso, el bautismo, la primera comunión, etc. Si lo vemos en un documental de la 2 sobre no se que tribu nos parecerían prácticas ridículas y salvajes pero así como que estamos acostumbrados y nos parece normal. Ves a un chaman, o brujo o lo que tengan, dando saltos con una antorcha y es lo mismo que los tipos del incienso; ves su vestuario y es lo mismo que las casullas, ves sus ritos y son similares. A mi lo de los capirotes me da miedo. Me recuerdan al Ku Kus Klan. Y que lo promocionen los socialistas como si no fuese religión me parece el colmo. Y mira como te lo agradecen luego.

Naturalmente aquí también se meten en política. Existe una “Iglesia Ortodoxa Rusa” que debe agrupar al 50% de los ortodoxos ucranianos y que no solo está liderada por un patriarca de Moscú que forma parte del gobierno de Putin sino que tiene una tendencia chauvinista y antisemita. Por eso del amor a Rusia se llevan de maravilla con el Partido Comunista de Ucrania.

Cuando veo el renacido fervor religioso de estas gentes vuelvo a maldecir al estalinismo. Que después de 70 años de nueva educación no hayan acabado con las supersticiones dice mucho de sus métodos de adoctrinamiento. Que el famoso hombre nuevo sea un tipo avaricioso, nacionalista y creyente tiene bemoles.

Y es que, en lugar de generar ilusión, fomentaron la desconfianza y los miedos; en lugar de educar en la solidaridad crearon una sociedad cínica y amoral que hoy se expresa sin tapujos. Decía Kapuscinski: “Al mundo lo amenazan tres plagas, tres pestes.
La primera es la plaga del nacionalismo.
La segunda es la plaga del racismo.
Y la tercera es la plaga del fundamentalismo religioso.
Las tres tienen un mismo rasgo, un denominador común: la irracionalidad, una irracionalidad agresiva, todopoderosa, total. No hay manera de llegar a una mente tocada por cualquiera de estas plagas. En una cabeza así constantemente arde una santa pira en espera de víctimas. Todo intento de entablar una conversación serena está condenado al fracaso. Aquí no se trata de una conversación si no de una declaración. Que asientas a lo que él dice, que le concedas la razón, que firmes tu adhesión. Si no lo haces, ante sus ojos no tienes ninguna importancia, no existes, pues sólo cuentas como instrumento, como un arma. No existen las personas, existe la causa.”

Vale. Me relajo. Las iglesias son bonitas aunque algunas como la de San Miguel de las Cúpulas Doradas parezca un pastel de azules. Es que está reconstruida recientemente. En mi libro de 1987 solo aparecía un refectorio. Ahora a la entrada tiene un mural sobre los horrores del estalinismo.
[1] Os brindo una página web: http://www.federacionatea.org/

la corrupción (agosto 2007)

Se quejan, pero yo ni lo he visto ni lo he padecido, que aquí abunda lo que se conoce como la “mordida mexicana”, una especie de propina forzosa y corrupta. Si es así, los salarios bajos explicarían este tipo de corrupción que, quizás por considerarse inevitable, aparenta ser consentida o aceptada. La gente parece pensar que de alguna manera hay que completar la mierda de salarios que tienen. Y así con cien hryvnas, apenas quince euros, calman al policía de tráfico, saltan una cola, agilizan un expediente. El salario medio no da para llegar a fin de mes y por eso mucha gente se ha acostumbrado a que le pidan una propina para solucionar sus problemas con la Administración, la escuela, el médico... A modo de complemento salarial.

En el “socialismo real” también existía. Teóricamente la sanidad era gratuita pero si querías que te atendieran antes o mejor, pues ya sabías. Y así en otras cosas. Un año después leería en la novela póstuma de Vasili Grossman,"Todo fluye", una dura descripción del paraíso socialista:


“En el trabajo Iván Grigorievich había oído decir que el tribunal municipal aceptaban sobornos; que la escuela de la biotécnica se podían comprar buenas cualificaciones para los jóvenes que se presentaban a los concursos; el director de una fábrica, a cambio de dinero, abastecía de un metal que escaseaba a un artel que producía artículos de amplio consumo; que el administrador de un molino se había construido con dinero robado una casa de dos plantas con los suelos de parqué de roble; que el jefe de policía había puesto en libertad a un conocido joyero, un gran hombre de negocios, tras aceptar un suculento soborno de 600.000 rublos pagados por su familia; incluso el rey y señor de la ciudad-el primer secretario del Comité del partido-podía, previo pago, ordenara el presidente del soviet municipal que asignara a alguien un apartamento en un edificio nuevo situado en la calle principal.”
Sobre la embajada, o mejor sobre sus alrededores, también corren rumores de corruptelas: que si hay que pagar para conseguir cita, que si hay que pagar para que te den visado… Alrededor del consulado hay variados buitres haciendo negocio de la necesidad ajena y cobrando por guardar puesto en la cola, por traducir documentos, por hacer gestiones. Ponen su tenderete delante de la embajada y a cobrar.

Luego está la gran corrupción, la de los exdirigentes del politburó y los nuevos ricos, los administradores de las empresa públicas que se quedaron con ellas gracias al apaño de un amigo. Una corrupción de 1ª división que se juega también en el terreno político, representados cada uno de los grandes grupos de interés en un partido. Parece ser que, además, uno puede comprar un puesto en las listas electorales. Así consiguen inmunidad y luego no dependen de la disciplina de partido.

Incluso después, una vez constituido el Parlamento, la Rada, se puede comprar diputados de otros partidos. En “Kyiv weekly” afirman que por 5 millones de dólares te puedes llevar un diputado al salón. Con lo mal que pegan con los visillos.

El lío político de estos días, con la gente cambiándose de grupo parlamentario, tiene bastante que ver con estos escaños comprados. El Presidente ha disuelto la Cámara antes de quedarse sin grupo parlamentario.

Tamayo, Sáez y Compañía a gran escala. Porque quién esté libre de culpa que tire la primera piedra. Aquí nos escandalizamos y vigilamos que nadie cobre en visados o por seleccionar trabajadores para las tareas temporeras pero no creo que tengamos mucho de que enorgullecernos.

Un conocido español me contaba hace poco como operaban ellos en Madrid. Tenían que cerrar un negocio de miles de kilos para ampliar algo e invitaron a todo el Consorcio responsable del tema a gastos pagados a Brasil. Dice el conocido, como si él no fuera un corruptor, que allá en Copacabana, cada cual se ponía su precio y así alguno honrado volvía con los almuerzos pagados, otros con un rolex y alguno con un coche. No sabía yo que cuando te ponían la pulserita en los hoteles esos de todo incluido además de ponerme ciego a bebidas y comidas podía comprarme un yate. Y qué decir de las elecciones municipales donde parece que hay una competición sobre quien ha robado más o menos. O de los amigos de Aznar, que parecen del politburo soviético, enriquecidos gracias a que se les puso al frente de las compañías privatizadas. Igualito que aquí.

¿Es menos grave este tipo de corrupción? Yo tiendo a pensar que es lo mismo. Seguramente ocurre que cada uno está ya acostumbrada a la suya. Y así, la nuestra nos parece como más moderna.

Viendo estas cosas aquí me pregunto donde quedó el hombre nuevo. Íbamos a construir algo distinto y producimos una desmoralización de la sociedad que hoy se expresa con las peores lacras políticas: religión, nacionalismo, corrupción. La corrupción en el capitalismo la dábamos por descontada. Pero los nuestros…

¿Quiénes son los míos? No sé porqué, hay derrotas que las siento mías. Las de los republicanos en la guerra civil, la de Allende en el 73, la de los sandinistas en 1990, antes de que acabaran ellos también comidos por la corrupción. En general, las de todos aquellos que soñaron con bajar el paraíso a la tierra.

Quizás, como Guedeli, el personaje judío de Isaac Babel, yo también me siento el fundador de una imposible Internacional:

“Pero también el polaco pegaba tiros, mi dulce pan, porque era la contrarrevolución; y ahora vosotros disparáis porque sois la revolución. En cambio la revolución es bonanza. Y a la bonanza no le gusta que haya huérfanos en la casa. Las buenas obras las hace la buena gente. Los hombres buenos no matan. De modo que la revolución la hacen gente mala. Pero los polacos son también mala gente. ¿Quien le dirá entonces a Guedali donde está la revolución y donde la contrarrevolución? …Pues bien, todos nosotros, personas sabias, caemos postrados al suelo y exclamamos a una sola voz: ¡Desdichados de nosotros! ¿Dónde está esa dulce revolución?”

“Pan camarada -prosiguió levantándose, y el sombrero de copa, como una torreta negra, se balanceó sobre su cabeza-, traigan a Zhitómir un puñado de buena gente. ¡Ay, qué escasos andamos de ella en nuestra ciudad! Traigan buena gente y les daremos todos los gramófonos. No somos unos ignorantes. La Internacional... Sabemos que es eso de la Internacional. Y yo quiero una Internacional de buenas personas, quiero que se haga recuento de todas las almas y que a cada una de ellas le den una ración de primera. Ahí tienes, alma de Dios, come, por favor, toma de la vida tu bonanza. La Internacional, pan camarada, eso es algo que no sabéis con qué se come.”
[1]
[1] Isaac Babel, judío, nacido en estas tierras, en Odessa, fue fusilado por Stalin en el 39. La cita es de “Caballería Roja”.