lunes, 2 de marzo de 2009

La comida


De lo que más te preguntan cuando regresas a Madrid es de la comida. Reconozco que yo soy un tragaldabas y que como bastante y de todo. Es la ansiedad. O que a esta edad no está uno para desperdiciar ningún placer.

Hay varias cosas que me gustan de los restaurantes ucranianos. Primero, que no tienen horarios limitados para comidas o cenas. Abren de 11 a 23 y tú puedes entrar en ellos a cualquier hora y pedir de comer o tomarte un café. Su decoración es en plan temático y lo mismo te encuentras en un barco pirata que en el salvaje oeste. Y en todos encuentras un perchero o un guardarropa donde dejar los abrigos, gorros y paraguas. En verano, además, cuando refresca por la noche, te ofrecen en las terrazas una manta que puedes echarte por los hombros.

Hay varios autoservicios de comida típica ucraniana donde puedes ver lo que quieres y señalarlo. Son cadenas baratas como Drova o Puzata Jata.

Ucrania era llamada el granero de Europa, la enorme cesta de pan de Europa. Es un país sin apenas colinas, de llanuras amarillas de trigo y de centeno. A mí el cereal típico, que se usa como guarnición, me recuerda al arroz integral aunque solo en la apariencia de cereal descasquillado a medias. Se llama algo así como “grechca”.


En su "Viaje a Rusia" se nota que Steinbeck comió a lo grande en Ucrania:"Al fin estuvo preparada la comida. Borscht ucraniano, que es una comida por sí solo, y huevos bien fritos con tocino, tomates frescos y pepinos frescos y cebollas cortadas, y las tortas planas calientes de dulce centeno, y miel, y fruta, y salchichas, todo en la mesa la vez . Y entonces el anfitrión relleno los vasos compuesta de pimienta, un tipo de vodka en el que se han introducido a remojo granos de pimienta para que tenga un gusto aromático".
Acompañan la comida con pan de centeno. Hay también una bebida barata que se llama kvas y se hace fermentando ese pan negro. Steinbeck señala que al subir a un avión: “había un desconcertante olor a levadura que no pude identificar durante algún tiempo. Es el olor del pan negro de centeno en el aliento de la gente. Y al rato, cuando tú mismo comes el pan, te acostumbras a él, y ya ni siquiera lo hueles.”

Ya he mencionado algunas de las comidas que me gustan como el potaje típico, Borscht, normalmente de color rojo, por la remolacha y que es cierto que es ya una comida por si solo pues lleva cebolla, pimiento, zanahoria, patata, col, carne. Suelen echarle "smetana", una especie de crema agria, que se le echa a casi todo, como si fuese mayonesa.

Una sopa fria que está también rica y refrescante es la “acroshca”, que se hace con muchos vegetales: perejil, cebolla verde, patatas, pepinos, rábanos, jugo de limón, smetana y kefir.

Toman muchas ensaladas o ensaladillas, entre ellas la típica rusa, que ya he comentado que aquí llaman “Olivier”. Hay una que a mi me gusta mucho y que llaman “shuba”, abrigo, porque es como una ensaladilla con remolacha que cubre unos trozos de arenque (“selodka”).

En cuanto a las pastas son muy típicas los “varenikis” y los “pelmeni”. Yo no los diferencio muy bien, son como raviolis rellenos de diferentes cosas, y los que saben dicen que los varenikis suelen ir rellenos de puré de patata u alguna verdura frita previamente, mientras que los pelmeni siempre son de carne y la masa es mas fina.

Se usa una gran cantidad de aceite de girasol. Y disfrutan de distintos tipos de tocino, “salo”.

Y en cuanto a las carnes recomendaría tres: el pollo a la Kiev, que se puede ver en las cartas de los restaurantes anglosajones y que consiste en un enrollado de pollo empanado que tiene como relleno mantequilla y queso; las “catlieti” que tienen pinta de filetes rusos y que es carne picada, con pequeñas cantidades de pan y leche, (sin embargo durante la época soviética se decía con ironía al hablar de este platoen el que cada vez había menos carne que “el pan es nuestra riqueza”); y unos filetes horneados y cubiertos de queso y champiñón.

Las cervezas son grandes hasta el punto de que uno entiende porque nosotros hablamos de cañitas. Aquí el tamaño pequeño es de 33 cl. También beben zumos naturales y yo me he aficionada al de manzana y zanahoria y al “usbar” que hacen con frutos secos.

Y acabare este rápido repaso gastronomico citando un brindis en ucraniano que le enseñaron también a Steinbeck en Ucrania y le gustó: “Bebamos para hacer felices a la gente de nuestra casa”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario